Problemas Comunes

Adaptado de ncptsd.org: Hoja de Datos

Algunos de los problemas más comunes después de un trauma se describen a continuación.

    1. El miedo y la ansiedad. La ansiedad es una reacción común y natural a una situación peligrosa. Para muchos, dura mucho tiempo después de que el trauma ha acabado. Esto ocurre cuando el concepto del mundo y el sentido de seguridad han sido modificados. Puede ser que te sientas ansioso cuando recuerdes el trauma. Pero a veces la ansiedad puede aparecer de la nada. Los detonadores que pueden provocar la ansiedad pueden incluir ciertos lugares, ciertas horas del día, ciertos olores o ruidos, o cualquier situación que te recuerde al trauma. Al ir prestando más atención a los momentos en que sientes miedo, puedes ir descubriendo lo que detona tu ansiedad. De esta manera, podrás ver que a veces la ansiedad que aparece de la nada es en realidad provocada por cosas que te hacen recordar el trauma.

    2. Revivir el trauma. Muchas veces la gente que ha sido traumatizada revive el evento traumático. Como, por ejemplo, algunos pensamientos acerca del trauma te pueden venir a la mente sin querer, y no puedes deshacerte de ellos. Alguna gente tiene “flashbacks,” o sea, visiones muy vívidas, como si el evento traumático estuviera ocurriendo otra vez. Las pesadillas también son muy comunes. Estos síntomas ocurren porque una experiencia traumática es tan espantosa y tan distinta a las experiencias cotidianas que te resulta imposible comprenderla en el mismo contexto de lo que sabes sobre el mundo normal. Así que para comprender lo que ha sucedido, tu mente sigue regresando al recuerdo, como un intento de procesar y comprender el evento.

    3. Estar más alerta también es una reacción común a un trauma. Esto incluye la tendencia a estar nervioso o fácilmente sobresaltado, agitado, y tener problemas del sueño y de concentración. Estar en constante alerta puede causar impaciencia o irritabilidad, especialmente si no duermes lo suficiente. Las reacciones de alerta se deben a la tendencia natural en el cuerpo humano de “luchar o huir” (fight or flight, en inglés). Esta tendencia es la manera en que nos protegemos del peligro, y ocurre también en los animales. Cuando nos protegemos del peligro, ya sea luchando o huyendo, necesitamos mucha más energía de lo normal, así que nuestros cuerpos producen adrenalina suplementaria para darnos la energía que necesitamos para sobrevivir.

      Muchas veces la gente que ha sido traumatizada ve el mundo como un lugar lleno de peligro, así que sus cuerpos están constantemente en un estado de alerta, siempre listos para responder inmediatamente a un ataque. El problema es que estar en un estado intenso de alerta es útil en situaciones realmente peligrosas, por ejemplo si nos enfrentamos a un tigre. Pero estar en estado de alerta se convierte en algo incomodo cuando continua por mucho tiempo, aun en las situaciones seguras. Otra reacción al peligro es de quedarse inmóvil o paralizado. Esta reacción también puede ocurrir durante un trauma.

    4. La evasión es una manera de lidiar con el dolor relacionado al trauma. La reacción más común es la de evitar situaciones que te recuerden del trauma, por ejemplo el lugar donde ocurrió. Muchas veces las situaciones que están menos relacionadas al trauma también se evitan, por ejemplo salir de noche si el evento traumático ocurrió de noche. Otra manera de reducir el dolor es tratando de ignorar o reprimir los pensamientos y sentimientos desagradables. Esto puede causar un estado de adormecimiento emocional, en el que te resulta difícil tener sentimientos de miedo y de alegría o cariño a la vez. A veces los sentimientos o pensamientos desagradables pueden ser tan intensos que tu mente los bloquea totalmente, y puede que no recuerdes ciertos aspectos del trauma.

    5. Mucha gente que ha sufrido un trauma siente coraje o irritabilidad. Si no estás acostumbrado a sentirte enojado, esto también te puede dar miedo. Te puede parecer especialmente confuso cuando te sientes enojado con las personas que más quieres. A veces los sobrevivientes de un trauma se enojan por estar tan irritables constantemente. El enojo puede surgir también del sentimiento de que el mundo no es justo.

    6. Muchas veces el trauma causa sentimientos de culpabilidad y de vergüenza. Mucha gente se siente culpable por lo que hicieron o no hicieron para sobrevivir el trauma. Por ejemplo, algunas víctimas de asalto creen que debieron haber luchado contra su asaltante, y se culpan a ellos mismos por el ataque. Otros creen que si no hubieran luchado no los habrían heridos. Es posible que te sientas avergonzado porque durante el evento traumático te comportaste de ciertas maneras que no habrías hecho en otras situaciones. A veces, otra gente te puede echar la culpa por el evento traumático.

      Si te sientes culpable por el trauma, esto significa que estás asumiendo la responsabilidad por lo que ocurrió. Aunque eso te puede dar un sentido de control, también puede causar sentimientos de depresión e impotencia.

    7. La aflicción y la depresión son también reacciones comunes a un trauma. Estas reacciones pueden incluir sentirte deprimido, triste, o desesperado. Puede ser que llores más de lo normal. Puede ser también que pierdas el interés en la compañía de la gente y en las actividades que antes disfrutabas. También puedes sentir que los planes que tenías a futuro ya no importan, o que ya no vale la pena vivir. Estos sentimientos pueden llevarte a desear la muerte, o a hacerte daño a ti mismo o suicidarte. Ya que el trauma que has sufrido ha cambiado tanto tu manera de ver el mundo, es normal sentirse triste y afligido por lo que has perdido a causa de ese trauma.

    8. Muchas veces la autoimagen y la opinión sobre el mundo se vuelven más negativos después de un trauma. Puede ser que te digas a ti mismo, “Si no hubiera sido tan débil o tan estúpido, esto nunca habría pasado.” Mucha gente tiene una perspectiva negativa de ellos mismos después de un trauma (“Soy una persona mala y merezco lo que me ha pasado.”).

      También es muy común ver a los demás de una manera más negativa, y de creer que no puedes confiar en nadie. Si antes creías que el mundo era un lugar seguro, el trauma puede hacer que pienses que ahora el mundo es un lugar muy peligroso. Si anteriormente tuviste otras experiencias malas, el trauma te convence que el mundo es peligroso y que no se debe confiar en la gente. Muchas veces estos pensamientos negativos dan a los sobrevivientes la impresión de que han cambiado completamente debido al trauma. Las relaciones con los demás se pueden volver más tensas y puede resultar difícil tener amistades íntimas conforme disminuye tu confianza.

    9. Las relaciones sexuales también pueden resultar dañadas después de un evento traumático. Para mucha gente resulta difícil sentir placer sexual o tener relaciones sexuales. Esto es particularmente cierto para los que han sido abusados sexualmente, porque además de la falta de confianza, el acto sexual en sí es un recuerdo del asalto.

    10. Algunas personas aumentan su uso del alcohol o las drogas después de un trauma. No tiene nada de malo el consumo responsable de alcohol, pero si tu uso de alcohol o drogas ha cambiado como resultado de tu evento traumático, puede retardar tu recuperación y causar aun más problemas.

      Muchas de las reacciones a un trauma están interconectadas. Por ejemplo, un “flashback” puede hacer que te sientas fuera de control, y por lo tanto producirá que sientas miedo y que estés en alerta. Mucha gente cree que sus reacciones comunes al trauma significan que se están volviendo “locos” o que están perdiendo su estabilidad mental. Esos pensamientos pueden darte aun más miedo. Te recordamos de nuevo que, al ir aprendiendo más sobre los cambios que has tenido desde el evento traumático, y al ir procesando estas experiencias durante tu tratamiento, los síntomas serán menos angustiantes.